Ir al contenido

Ir al índice

“La tierra dará su fruto; Dios, nuestro Dios, nos bendecirá” (SALMO 67:6).

Disfrute para siempre de las bendiciones del Creador

Disfrute para siempre de las bendiciones del Creador

Dios le prometió al profeta Abrahán que “todas las naciones de la tierra” serían bendecidas gracias a uno de sus descendientes (Génesis 22:18). ¿De quién estaba hablando?

Hace casi dos mil años, Dios le dio a Jesús el poder para hacer milagros. Esos milagros demostraron que la promesa que Dios le había hecho a Abrahán de bendecir a todas las naciones se cumpliría gracias a Jesús, que era descendiente de Abrahán (Gálatas 3:14).

Los milagros de Jesús ayudaron a la gente a reconocerlo como el profeta elegido por Dios para bendecir a la humanidad. También demostraron cómo Dios usaría a Jesús en el futuro para bendecirnos eternamente. Veamos cómo esos milagros resaltan algunas de las bonitas cualidades de Jesús.

Fue cariñoso y curó a los enfermos.

En cierta ocasión, un leproso le suplicó a Jesús que, si él quería, lo curara. Jesús lo tocó y le dijo: “Yo quiero”. Enseguida la lepra desapareció (Marcos 1:40-42).

Fue generoso y alimentó a los hambrientos.

Jesús no quería que las personas pasaran hambre. En más de una ocasión, de manera milagrosa alimentó a miles de personas multiplicando unos pocos panes y unos pescados (Mateo 14:17-21; 15:32-38). Todos quedaron satisfechos y, además, sobró muchísima comida.

Fue compasivo y resucitó a muertos.

Cuando vio que el único hijo de una viuda había muerto y que ella no tenía quien la cuidara, Jesús “se conmovió profundamente” y resucitó al joven (Lucas 7:12-15).