Ir al contenido

Ir al índice

Alabemos a Jehová con un espíritu dispuesto

Alabemos a Jehová con un espíritu dispuesto

“Por haberse ofrecido voluntariamente el pueblo, bendigan a Jehová” (JUECES 5:2).

CANCIONES: 150, 10

1, 2. a) ¿Qué dijeron Elifaz y Bildad sobre lo que Dios opina de nuestro servicio? b) ¿Qué dijo Jehová de lo que habían dicho estos hombres?

HACE mucho tiempo, tres hombres fueron a hablar con un siervo fiel de Dios llamado Job. Uno de estos hombres fue Elifaz. Él le hizo a Job estas interesantes preguntas: “¿Puede un hombre físicamente capacitado ser útil a Dios mismo, para que cualquiera que tenga perspicacia sea útil para con él? ¿Tiene deleite alguno el Todopoderoso en que seas justo, o ganancia alguna en que hagas sin culpa tu camino?” (Job 22:1-3). Elifaz estaba seguro de que la respuesta a estas preguntas era no. Otro de los hombres que habló con Job se llamaba Bildad. Este le dijo a Job que es imposible que Dios considere justos a los seres humanos (lea Job 25:4).

2 Elifaz y Bildad trataron de convencer a Job de que sus esfuerzos por servir a Jehová eran inútiles. Querían hacerle creer que para Dios valemos lo mismo que una polilla, una larva o un gusano (Job 4:19; 25:6). Pudiera parecer que dijeron esto porque eran hombres humildes (Job 22:29). Al fin de cuentas, nosotros somos muy pequeños en comparación con Jehová, que es muy grande. Cuando miramos desde la cima de una montaña o desde la ventanilla de un avión, nos damos cuenta de que somos muy pequeños y poco importantes. Pero ¿es así como Jehová ve nuestros esfuerzos por servirle y por apoyar su Reino? No. Jehová les dijo a Elifaz, Bildad y su compañero Zofar que lo que decían era mentira. Luego, Dios dijo que estaba contento con Job, y lo llamó “mi siervo” (Job 42:7, 8). Así que podemos estar seguros de que los seres humanos imperfectos podemos serle útiles a Dios.

¿QUÉ LE DAMOS A DIOS?

3. ¿Qué preguntó Elihú sobre los esfuerzos que hacemos por servirle a Jehová, y qué quiso decir?

3 Un joven llamado Elihú estaba escuchando la conversación entre Job y los tres hombres. Cuando ellos terminaron de hablar, Elihú le preguntó a Job lo siguiente sobre Jehová: “Si de veras tienes razón, ¿qué le das, o qué recibe él de tu propia mano?” (Job 35:7). ¿Quiso decir Elihú que nuestros esfuerzos por servirle a Dios no sirven de nada? No. Jehová no corrigió a Elihú, como hizo con aquellos tres hombres. Lo que Elihú quiso decir es que Jehová no necesita que lo adoremos. De hecho, él no necesita nada de nosotros. Nada de lo que hagamos puede hacerlo más rico o más fuerte. Es más, todas las cualidades o habilidades que tenemos se las debemos a Dios, y él se fija en cómo las usamos.

4. ¿Cómo se siente Jehová cuando hacemos algo bueno por los demás?

4 Cuando les demostramos amor leal a los siervos de Jehová, él se da cuenta. Dios ve las cosas buenas que hacemos por ellos como si las hiciéramos por él. Proverbios 19:17 dice: “El que muestra favor al de condición humilde le presta a Jehová, y Él le pagará su trato”. Cada vez que le mostramos compasión a alguien, Jehová lo ve. Aunque él es el Creador del universo, se siente en deuda con nosotros cuando hacemos algo bueno por los demás y nos paga con muchas bendiciones. El propio Hijo de Dios enseñó que esto es así (lea Lucas 14:13, 14).

5. ¿Qué preguntas responderemos?

5 En el pasado, Jehová invitó al profeta Isaías a ser su representante y a servirle de una manera especial (Isaías 6:8-10). Isaías aceptó con gusto la invitación y dijo: “¡Aquí estoy yo! Envíame a mí”. Hoy día, Jehová también les da a sus siervos fieles la oportunidad de colaborar con él. Miles de ellos demuestran que tienen la misma actitud que Isaías. Están dispuestos a servirle a Jehová de muchas formas, en cualquier lugar y en circunstancias difíciles. Pero quizás alguno de nosotros haya pensado de esta manera: “Agradezco la oportunidad que me da Jehová de servirle. Pero ¿de verdad importa lo que yo haga? ¿No se encargará Jehová de que el trabajo se haga de todas formas?”. Respondamos estas preguntas analizando lo que les pasó a dos siervos de Jehová del pasado llamados Débora y Barac.

DIOS LOS AYUDA A VENCER EL TEMOR

6. ¿Por qué podía parecer que el ejército de Jabín vencería con facilidad a los israelitas?

6 Barac era un comandante israelita, y Débora era una profetisa. Durante 20 años, un rey cananeo llamado Jabín había oprimido con dureza a los israelitas. El ejército de Jabín era tan salvaje y cruel que los israelitas que vivían en el campo no se atrevían ni a salir de su casa. El ejército de Jabín tenía 900 carros de guerra con hoces de hierro. Pero los israelitas no tenían armas adecuadas para pelear ni armaduras para protegerse (Jueces 4:1-3, 13; 5:6-8) * (vea la nota).

7, 8. a) ¿Cuáles fueron las primeras instrucciones que Jehová le dio a Barac? b) ¿Cómo vencieron los israelitas al ejército de Jabín? (Vea el dibujo del principio del artículo).

7 Comparados con el ejército de Jabín, los israelitas parecían débiles y fáciles de vencer. Pero mediante la profetisa Débora, Jehová le dio a Barac estas instrucciones: “Ve, y tienes que desplegarte sobre el monte Tabor, y tienes que llevar contigo diez mil hombres de los hijos de Neftalí y de los hijos de Zabulón. Y ciertamente atraeré hacia ti, al valle torrencial de Cisón, a Sísara el jefe del ejército de Jabín, y sus carros de guerra y su muchedumbre, y verdaderamente lo daré en tu mano” (Jueces 4:4-7).

8 Se extendió la noticia de que se necesitaban voluntarios. En respuesta, 10.000 hombres se reunieron en el monte Tabor. Entonces, Barac y los 10.000 hombres fueron a pelear contra sus enemigos en un lugar llamado Taanac (lea Jueces 4:14-16). ¿Ayudó Jehová a los israelitas? Sí. De repente, cayó un fuerte aguacero, y el campo de batalla se convirtió en un lodazal. Esto les dio la ventaja a los israelitas. Barac persiguió al ejército de Sísara hasta un lugar llamado Haróset, que estaba a 24 kilómetros (15 millas). En algún punto del camino, el carro de Sísara se atascó en el lodo. Así que Sísara se bajó y se fue corriendo hasta Zaananim. Allí, se escondió en la tienda de una mujer llamada Jael. Como estaba muy cansado, enseguida se durmió. Mientras Sísara dormía, Jael se llenó de valor y lo mató (Jueces 4:17-21). Jehová había ayudado a los israelitas a vencer a sus enemigos * (vea la nota).

DOS ACTITUDES MUY DIFERENTES

9. ¿Qué nos enseña el relato de Jueces 5:20, 21 sobre la batalla contra Sísara?

9 El capítulo 5 de Jueces da más detalles sobre los sucesos que se describen en el capítulo 4. Jueces 5:20, 21 dice: “Desde el cielo pelearon las estrellas, sí, desde sus órbitas pelearon contra Sísara. El torrente de Cisón los arrolló”. ¿Significa esto que los ángeles ayudaron a los israelitas durante la batalla, o significa que hubo una lluvia de meteoritos? La Biblia no lo explica. Pero es razonable pensar que fue Jehová el que salvó a su pueblo haciendo que cayera un fuerte aguacero en el momento y lugar preciso. Así, los 900 carros de guerra no pudieron moverse con facilidad. En tres ocasiones, Jueces 4:14, 15 muestra que la victoria se logró gracias a Jehová. Ninguno de los 10.000 voluntarios podía decir que la victoria se había logrado gracias a ellos.

10, 11. ¿Qué era Meroz, y por qué recibió una maldición?

10 Veamos ahora un detalle muy interesante de este relato. Después de la victoria de los israelitas, Débora y Barac cantaron una canción para alabar a Jehová. Parte de la canción decía: “Maldigan a Meroz —dijo el ángel de Jehová—, maldigan a sus habitantes incesantemente, porque no vinieron en auxilio de Jehová, en auxilio de Jehová con los poderosos” (Jueces 5:23).

11 ¿Qué era Meroz? No lo sabemos con seguridad. Pero la maldición que recibió tuvo tanto efecto que Meroz desapareció por completo. Puede que Meroz fuera una ciudad que no se ofreció a ayudar a Barac en la batalla. Recordemos que 10.000 hombres se habían ofrecido para pelear contra los cananeos. Así que es muy probable que la gente de Meroz hubiera oído que se necesitaban voluntarios para ir a la guerra. Meroz también pudo haber sido una ciudad por la que pasó Sísara mientras huía de Barac. Tal vez la gente de Meroz tuvo la oportunidad de atrapar a Sísara, pero no lo hizo. ¿Se imagina a las personas de este lugar mirando cómo este temible guerrero corría por sus calles para poder salvarse? En vez de haber hecho algo importante a favor del propósito de Jehová, estas personas no hicieron nada. Si lo hubieran hecho, Jehová las habría recompensado. Pero no aprovecharon la oportunidad. Parece que los habitantes de Meroz tuvieron una actitud muy diferente de la de Jael, que actuó con mucho valor (Jueces 5:24-27).

12. a) ¿Qué dos actitudes diferentes se mencionan en Jueces 5:9, 10? b) ¿Qué nos enseña este relato?

12 En Jueces 5:9, 10 vemos que la actitud de los 10.000 hombres que fueron a la guerra fue muy diferente de la actitud de los que no fueron. Débora y Barac alabaron a “los comandantes de Israel, que fueron voluntarios entre el pueblo”. Ellos no fueron como los que cabalgaban “en asnas de color rojo amarillento”, que se creían demasiado importantes para ir a la batalla. La Biblia dice que estas personas se sentaban “sobre alfombras preciosas” y andaban “por el camino”. Es decir, disfrutaban de una vida cómoda. En cambio, los voluntarios estuvieron dispuestos a pelear junto con Barac en las laderas rocosas del monte Tabor y el valle pantanoso de Cisón. Los que quisieron llevar una vida cómoda recibieron esta advertencia: “¡Consideren!”. Esto significa que debían pensar con cuidado en las oportunidades que habían tenido de trabajar para Jehová y que no habían aprovechado. Hoy día, nosotros también debemos pensar con cuidado en cuál es nuestra actitud al servirle a Jehová.

13. ¿Por qué las tribus de Rubén, Dan y Aser fueron diferentes de las tribus de Zabulón y Neftalí?

13 Los 10.000 voluntarios que fueron a la guerra tuvieron la oportunidad de ver por sí mismos que Jehová es el Gobernante Supremo. Pudieron hablarles a otros de “los actos justos de Jehová” (Jueces 5:11). Por el contrario, las tribus de Rubén, Dan y Aser estaban más interesadas en atender sus rebaños, barcos y puertos que en servirle a Jehová (Jueces 5:15-17). Pero como hemos visto, no todas las tribus fueron como estas. Las tribus de Zabulón y Neftalí estuvieron dispuestas a arriesgar la vida para apoyar a Débora y a Barac (Jueces 5:18). Aprendemos una gran lección de las actitudes tan diferentes que mostraron los israelitas cuando se necesitaron voluntarios para el servicio a Jehová.

“BENDIGAN A JEHOVÁ”

14. ¿Cómo demostramos que apoyamos la soberanía de Jehová hoy día?

14 Hoy día, no tenemos que ir a la guerra para apoyar a Jehová como nuestro gobernante. Le damos nuestro apoyo predicando con valor y entusiasmo. Hoy más que nunca es necesario que nos ofrezcamos para servirle a Jehová. Millones de hermanos y hermanas se ofrecen para servir en diferentes campos del servicio de tiempo completo. Por ejemplo, muchos son precursores, betelitas o voluntarios de construcción de Salones del Reino. Y muchos otros hermanos de todas las edades se ofrecen para ayudar en las asambleas. Algunos ancianos trabajan duro ayudando en los Comités de Enlace con los Hospitales y organizando asambleas. Podemos estar seguros de que Jehová valora que estemos dispuestos a servirle en lo que sea necesario. Él nunca olvidará nuestros esfuerzos (Hebreos 6:10).

Antes de tomar una decisión, pensemos en cómo les afectará a nuestra familia y a la congregación. (Vea el párrafo 15).

15. ¿Cómo podemos saber si estamos perdiendo el entusiasmo por nuestro servicio a Jehová?

15 Todos debemos examinarnos y ver si tenemos un espíritu dispuesto para servirle a Jehová. Podemos preguntarnos: “¿Dejo que otros hagan la mayor parte del trabajo? ¿Estoy más preocupado por conseguir cosas materiales que por servirle a Jehová? O tal como hicieron Barac, Débora, Jael y los 10.000 hombres, ¿demuestro fe y valor al usar todo lo que tengo para servirle a Jehová? ¿Estoy pensando en irme a otra ciudad o país para ganar más dinero y mejorar mi nivel de vida? Si es así, ¿le pido a Jehová que me ayude a ver cómo les afectaría este cambio a mi familia y a la congregación?” * (vea la nota).

16. Aunque Jehová lo tiene todo, ¿qué podemos darle?

16 Jehová nos da el inmenso honor de apoyar su gobierno. Desde los tiempos de Adán y Eva, el Diablo ha intentado que los seres humanos se pongan en contra de Jehová. Pero cuando apoyamos el gobierno de Jehová, le demostramos a Satanás con claridad que estamos de parte de Dios. La fe y la lealtad nos motivan a ofrecernos para servirle a Jehová, y así lo hacemos muy feliz (Proverbios 23:15, 16). Jehová puede usar nuestro apoyo leal y nuestra obediencia para responder a las burlas de Satanás (Proverbios 27:11). Cuando le mostramos obediencia a Jehová, le damos algo que él valora muchísimo y que lo hace muy feliz.

17. ¿Qué nos enseña Jueces 5:31 sobre lo que pasará en el futuro?

17 Dentro de poco, la Tierra estará llena de personas que solo apoyarán el gobierno de Jehová. Estamos deseando que llegue ese momento. Nos sentimos como Débora y Barac, que cantaron: “Así perezcan todos tus enemigos, oh Jehová, y sean los que te aman como cuando el sol sale en su poderío” (Jueces 5:31). Estas palabras se cumplirán cuando Jehová elimine el mundo malvado de Satanás. Cuando comience la guerra de Armagedón, Jehová no nos pedirá a los seres humanos que lo ayudemos a destruir a sus enemigos. De hecho, nos quedaremos quietos y veremos “la salvación de Jehová” (2 Crónicas 20:17). Mientras tanto, tenemos oportunidades maravillosas de apoyar el gobierno de Jehová con valor y entusiasmo.

18. ¿Cómo se pueden beneficiar otros si nos ofrecemos para servirle a Jehová?

18 Después de la batalla, Débora y Barac comenzaron su canción de victoria alabando a Jehová, no a los seres humanos. Ellos cantaron: “Por haberse ofrecido voluntariamente el pueblo, bendigan a Jehová” (Jueces 5:1, 2). Nosotros también podemos ofrecernos para servirle a Jehová como él desee. Si lo hacemos, puede que otros también se sientan animados a alabar a Jehová.

^ párr. 6 Una hoz es una cuchilla larga, afilada y a veces curvada. Puede que las hoces se fijaran a los ejes de las ruedas de los carros de guerra. Así, las hoces sobresalían de las ruedas y convertían los carros en máquinas de destrucción.

^ párr. 8 Puede leer más sobre estos emocionantes sucesos en el artículo “Me levanté como madre en Israel” de La Atalaya del 1 de agosto de 2015.

^ párr. 15 Vea el artículo “Ansiedad por la economía”, de La Atalaya del 1 de julio de 2015.