ENTREVISTA | BRETT SCHENCK
“Estoy convencido de que la vida es obra de Dios”
Brett Schenck es un consultor ambiental jubilado de Estados Unidos. Estudiaba la relación entre las plantas, los animales y el medio ambiente. ¿Por qué cree que existe un Creador? ¡Despertad! conversó con él sobre su trabajo científico y sobre su fe.
¿De dónde viene su interés por la ecología?
Mi padre, que era ingeniero mecánico, siempre me hablaba con entusiasmo de matemáticas y otras ciencias. Vivíamos en la localidad estadounidense de New Paris (Ohio), rodeados de arroyos y estanques. De pequeño me fascinaban las plantas y los animales que veía en los alrededores de mi casa. Por eso decidí estudiar Ecología en la Universidad Purdue.
¿Siempre le ha atraído la religión?
Así es. En casa éramos luteranos y mi padre me animaba a estudiar a fondo nuestra religión. También estudié griego koiné (o común), uno de los idiomas en los que se escribió la Biblia. Llegué a tenerle mucho respeto a este libro.
¿Qué pensaba sobre la teoría de la evolución?
Mi iglesia la aceptaba y mis colegas la defendían, así que nunca dudé de que fuera cierta. Pero a la vez creía en Dios. Pensaba que las dos ideas eran compatibles. En cuanto a la Biblia, yo la respetaba, pero no creía que fuera inspirada por Dios.
¿Qué le hizo cambiar su opinión de la Biblia?
Steve y Sandy, dos testigos de Jehová, nos visitaron a mi esposa, Debbie, y a mí. Ellos nos mostraron que aunque la Biblia no es un tratado científico, cuando habla de ciencia es exacta. Por ejemplo, dice que Dios “mora por encima del círculo de la tierra” (Isaías 40:22). También dice que “está [...] colgando la tierra sobre nada” (Job 26:7). Como yo usaba fotografías de satélite en mis investigaciones ecológicas, quedé muy impresionado con estos versículos, pues se escribieron mucho antes de que se fotografiara la esfera terrestre flotando en el vacío. Conforme Debbie y yo avanzamos en nuestro estudio con Steve y Sandy, fui descubriendo consejos prácticos, explicaciones lógicas y profecías que se han cumplido. Poco a poco me fui convenciendo de que la Biblia es la Palabra de Dios.
¿Qué cambió su postura sobre el origen de la vida?
Steve me leyó una afirmación categórica de la Biblia: “Jehová Dios procedió a formar al hombre del polvo del suelo” (Génesis 2:7). De modo que en las Escrituras se registra el origen del primer hombre. Pero yo me preguntaba: “¿Respaldan los hechos científicos tal declaración?”. Steve me animó a investigar el tema, y así lo hice.
¿Y qué descubrió?
Muchas cosas. Por ejemplo: la teoría de la evolución trata de explicar el origen de las especies. Los seres vivos tienen órganos muy eficientes, como el corazón, los pulmones y los ojos. A nivel microscópico, en el interior de las células, se observan otros “mecanismos” de un diseño extraordinario. ¿De dónde salieron? Según los evolucionistas, los mejores mecanismos quedan seleccionados automáticamente cuando las especies que los poseen logran sobrevivir. Pero la pregunta sigue sin contestarse: ¿de dónde salieron? Me di cuenta de que muchos científicos no creen que se pueda hallar la respuesta en la evolución. Un profesor de Zoología me confesó que él no cree en ninguna de las teorías de la evolución, pero que no lo dice por temor a perder su empleo.
¿Le han ayudado sus conocimientos de ecología a fortalecer su fe?
Sí, y mucho. Mi trabajo consistía, entre otras cosas, en estudiar la relación que existe entre los seres vivos. Todo ser vivo del planeta depende de algo. Piense, por ejemplo, en las flores y las abejas: el color, la fragancia, el néctar y la forma de las flores están diseñados para atraer a las abejas y bañarlas en polen. Las abejas están diseñadas para extraer el néctar y transportar el polen a otras plantas para fecundarlas. Es obvio que unas y otras están hechas para satisfacer sus necesidades mutuas.
La resistencia de nuestros ecosistemas me convence de que la vida es obra de Dios
En un ecosistema se ve la interdependencia de las especies a gran escala. Un ecosistema es una comunidad formada por miles de especies de animales, plantas, bacterias y hongos que comparten el mismo hábitat. Los animales dependen de las plantas para obtener alimento y oxígeno, y la mayoría de las plantas de flor dependen de los animales. Aunque los ecosistemas son increíblemente complejos —y sus habitantes son frágiles—, pueden durar milenios. Incluso si la contaminación los daña, son capaces de recuperarse rápidamente una vez que desaparece la causa del daño. Siempre que pienso en la resistencia de los ecosistemas, llego a la misma conclusión. Estoy convencido de que la vida es obra de Dios.
¿Por qué se hizo testigo de Jehová?
Me preocupaba muchísimo ver al hombre arruinar el medio ambiente. Sabía que aunque los ecosistemas son resistentes, no son indestructibles. Pero los testigos de Jehová me mostraron lo que enseñan las Escrituras: que Dios va a “causar la ruina de los que están arruinando la tierra” (Revelación [Apocalipsis] 11:18). Esas palabras me impactaron. Y poco a poco fui comprendiendo que la esperanza que ofrece la Biblia es confiable.
Me encanta hablar de mi fe y he dado clases bíblicas a algunos científicos. A los 55 años me jubilé para dedicar más tiempo a ayudar al prójimo a conocer al Creador de la vida y su propósito para nuestro incomparable planeta.